Hay pocas cosas más trágicas que la muerte provocada por un conductor en estado de ebriedad, en parte debido a que estos accidentes nunca deberían ocurrir. Estos accidentes mortales involucran una cantidad desproporcionada de automovilistas jóvenes y a niños pequeños, como puede verse el problema afecta a nuestra población más vulnerable. Cada día, cerca de 30 personas son asesinadas por automovilistas que no están en condiciones de conducir, y los costos materiales de estos accidentes alcanzan los $ 200 mil millones.
En casi todos los casos, una muerte provocada por un conductor ebrio representa un incumplimiento de las obligaciones por parte de este automovilista. Los operadores de los vehículos deben mantener una velocidad segura, deben ser capaces de controlar su vehículo, y prestar la máxima atención a la carretera y sus alrededores mientras están detrás del volante. Dado que el alcohol tiene una tendencia a adormecer las reacciones de una persona y afectar los procesos de toma de decisiones, por lo general los conductores alcoholizados son incapaces de cumplir con estas obligaciones. Como resultado, los conductores ebrios son negligentes tan pronto sacan el auto de un estacionamiento.
A menudo, las familias de los seres queridos asesinados recurren a abogados en lesiones personales para hacer responsable al conductor negligente de su falta. Con la ayuda de un abogado, no pasará ningún detalle por alto, y la familia de la víctima tendrá una mejor oportunidad de lograr un acuerdo justo. Si el caso va a juicio, los hechos tendrán un gran impacto sobre quienes determinarán el resultado, sea éste un juez o un jurado. Aunque un acuerdo no puede regresar a sus seres queridos, puede minimizar la carga emocional, hasta cierto punto, ya que ayudará con los gastos médicos y los gastos de sepelio.