Varios estudios publicados en la última década han demostrado un vínculo entre los defectos cardíacos en los niños recién nacidos y el uso de SSRI (ISRS). Las complicaciones cardiovasculares pueden impactar la vida de un niño más allá del nacimiento, dado que, en gran medida, aumentan las posibilidades de complicaciones más graves, como el arresto o ataque cardiaco. La mayoría de los fármacos de esta clase han presentado graves riesgos en los fetos de animales, y se lo considera demasiado peligroso para ser probado en los humanos. Sin embargo, con frecuencia, los médicos aún recetan antidepresivos peligrosos a las mujeres embarazadas, ya sea porque no están de acuerdo con la investigación o no son conscientes de ello. En todo caso, dar estos medicamentos a las mujeres embarazadas es innecesariamente imprudente.
Dos estudios importantes del 2009 han establecido un claro vínculo entre los defectos cardíacos en los recién nacidos y el uso de SSRI (ISRS). Esto incluye un estudio en Obstetricia y Ginecología que llegó a la conclusión de que algunos antidepresivos usados en el primer trimestre se duplicaban el riesgo de complicaciones septales y cuadruplicaba el riesgo de complicaciones ventriculares. Las complicaciones septales ventriculares afectan la forma en que el corazón empuja la sangre de una a otra cámara, por lo que cualquier anomalía hace que sea mucho más difícil la circulación de la sangre de manera eficiente, y que se mantenga una presión arterial normal.
Los médicos y los fabricantes de medicamentos tienen la responsabilidad de proporcionar asistencia sanitaria segura a los pacientes y a los consumidores. Mientras los fabricantes de medicamentos respondan a las alertas de seguridad de forma rápida y los médicos a permanezcan al tanto de los últimos avances de seguridad, se puede mantener a un mínimo el impacto sobre los pacientes. Desafortunadamente, esto no suele ser el caso y, cuando hay negligencia, deben ser considerados legalmente responsables.