Muchos propietarios de embarcaciones no se toman en serio el riesgo de un accidente de barco, al creer que el agua abierta y su habilidad los ayudará en cualquier situación peligrosa. Esta imprudencia a menudo provoca problemas, y los resultados pueden ser trágicos. Cada año, más de 4.000 naufragios acaban con cerca de 700 vidas, y la gran mayoría de estos accidentes podrían haberse evitado con un poco de cuidado y atención. Y en el caso de un accidente, el riesgo de muerte sigue siendo bastante bajo si hay equipos de seguridad adecuados a bordo. Por desgracia, a menudo los propietarios de buques también fallan en esta cuestión.
Un accidente de barco por lo común se produce en un puerto u otras zonas de alto tráfico. La causa principal siempre es la falta de atención del operador, ya que muchos propietarios de buques salen en su embarcación cuando tienen invitados. Sin embargo, también existe una seria falta de entrenamiento formal entre muchos propietarios de buques. De hecho, el estado de Florida encontró que cerca de la mitad de los naufragios que se producen en el estado involucran a un operador sin entrenamiento formal de navegación. Eso es como si un conductor se pusiera al volante antes de tomar la prueba de conducir. El exceso de velocidad, las fallas mecánicas y el consumo de alcohol también son factores comunes en los accidentes de buques.
Si ocurre un accidente, los chalecos salvavidas y los flotadores pueden mejorar, en gran medida, las probabilidades de sobrevivir. Con esto en mente, es frustrante saber que las autoridades citan miles de propietarios de buques cada año por no mantener suficientes chalecos salvavidas a bordo ante la eventualidad de un accidente.
Cuando una persona resulta herida en un accidente, las lesiones pueden ser perdurables, o incluso permanentes. Un abogado especializado en lesiones puede ayudar a una víctima a entender las leyes que rigen las aguas y ayudarla a poner agresivamente una demanda contra las partes negligentes.